miércoles, 14 de diciembre de 2016

Las fábulas

Hoy en clase de Lenguaje hemos visto las fábulas. Nos han gustado mucho, porque son muy divertidas y eso que  no ha sido ......¡¡¡¡por casualidad!!!! jajajaja!!!
 Aquí pondremos cada uno nuestra fábula, una que  hayamos elegido nosotros y de la que expliquemos su moraleja.

¡Seguro que es divertido!😏😏😏😏😏


Miguel Granell Mota

Envidiando la suerte del Cochinos, Un Asno maldecía su destino. 
«Yo, decía, trabajo y como paja; Él come harina, berza, y no trabaja: 
A mí me dan de palos cada día; A él le rascan y halagan a porfia.» 
Así se lamentaba de su suerte; Pero luego que advierte Que a la pocilga alguna gente avanza En guisa de matanza, Armada de cuchillo y de caldera, Y que con maña fiera Dan al gordo Cochino fin sangriento, Dijo entre sí el jumento: 
«Si en esto para el ocio y los regalos, Al trabajo me atengo y a los palos.»

Moraleja
Esta fábula nos dice que aunque otros parecen vivir mejor sin dar palo al agua, acaban mal y es mejor trabajar y no envidiar a nadie.

Natalia Martínez


  El ratón campesino y el cortesano

Un ratón campesino tenía por amigo a otro de la corte, y lo invitó a que fuese a comer a la campiña.
Pero como sólo podía ofrecerle trigo y hierbajos, el ratón cortesano le dijo:
- ¿Sabes amigo que llevas una vida de hormiga? En cambio yo poseo bienes en abundancia. Ven conmigo y a tu disposición los tendrás.
Partieron ambos para la corte. Mostró el ratón ciudadano a su amigo trigo y legumbres, higos y queso, frutas y miel.
Maravillado el ratón campesino, bendecía a su amigo de todo corazón y renegaba de su mala suerte.
Dispuestos ya a darse un festín, un hombre abrió de pronto la puerta. Espantados por el ruido los dos ratones se lanzaron temerosos a los agujeros.
Volvieron luego a buscar higos secos, pero otra persona incursionó en el lugar, y al verla, los dos amigos se precipitaron nuevamente en una rendija para esconderse.
Entonces el ratón de los campos, olvidándose de su hambre, suspiró y dijo al ratón cortesano:
- Adiós amigo, veo que comes hasta hartarte y que estás muy satisfecho; pero es al precio de mil peligros y constantes temores. Yo, en cambio, soy un pobrete y vivo mordisqueando la cebada y el trigo, pero sin congojas ni temores hacia nadie.


La moraleja es que es mejor vivir sin riquezas pero sin peligro que tener riquezas y pero con peligro y sin seguridad.

Alba Garrido
El caballo viejo
Un caballo que ya estaba muy mayor fue vendido por su amo a un molinero que lo empleó para que diera vueltas a la piedra de un viejo molino. El caballo no hacía otra cosa desde la mañana a la noche que girar y girar alrededor de aquella rueda, lo cual no sólo le cansaba mucho, sino que lo ponía muy triste.
Y es que el viejo caballo recordaba lo veloz y famoso que había sido en sus años de juventud, en los que había vivido infinidad de aventuras y también cómo se burlaba de los otros caballos que eran más viejos y lentos que él.

Ahora viéndose en esta situación en la que pasaba sus días atado y dando vueltas a dicho molino, se arrepentía de aquella actitud que había tenido cuando era poderoso:

"Después de las grandiosas vueltas que en mi juventud di en las carreras, mira a que vueltas me veo reducido ahora. Este es un justo castigo por burlarme de aquellos que veía más débiles e inferiores"

Moraleja: Mejor ser humilde cuando tienes poder, porque un día u otro lo has de perder

Daniel Cotanilla
Fabula de la zorra y la liebre: Dijo un día una liebre a una zorra: ¿Podrías decirme si realmente es cierto que tienes muchas ganancias, y porque te llaman la “Ganadora”? Sí quieres saberlo contesto la zorra, te invito a cenar conmigo. Aceptó la liebre y la siguió; pero al llegar a casa de doña zorra vio que no había más cena que la misma liebre. Entonces: dijo la liebre: Al fin comprendo para mi desgracia de donde viene tu nombre: ¡No es de tus trabajos, sino de tus engaños! 
La moraleja de esta historia Es: Nunca debes de aceptar lecciones de tramposos podrías ser tú el tema de la lección.

Marcos Martínez

Un niño negro contemplaba extasiado al vendedor de globos en la feria del pueblo. El pueblo era pequeño y el vendedor había llegado pocos días atrás, por lo tanto no era una persona conocida.
En pocos días la gente se dio cuenta de que era un excelente vendedor ya que usaba una técnica muy singular que lograba captar la atención de niños y grandes. En un momento soltó un globo rojo y toda la gente, especialmente los potenciales, pequeños clientes, miraron como el globo remontaba vuelo hacia el cielo.

Luego soltó un globo azul, después uno verde, después uno amarillo, uno blanco...

Todos ellos remontaron vuelo al igual que el globo rojo...

El niño negro, sin embargo, miraba fijamente sin desviar su atención, un globo negro que aún sostenía el vendedor en su mano.

Finalmente decidió acercarse y le preguntó al vendedor: Señor, si soltara usted el globo negro. ¿Subiría tan alto como los demás?

El vendedor sonrió comprensivamente al niño, soltó el cordel con que tenía sujeto el globo negro y, mientras éste se elevaba hacia lo alto, dijo: No es el color lo que hace subir, hijo. Es lo que hay adentro.


Moraleja: Todos somos iguales

Antonio Gabriel
EL HOMBRE Y LA CULEBRA
A una culebra que de frío yerta
en el suelo yacía medio muerta,
un labrador cogió; más fue tan bueno,
que incautamente la abrigó en su seno.

Apenas revivió, cuando la ingrata
a su gran bienhechor traidora mata.
MORALEJA: no debemos fiarnos de las apariencias. 

Ángel Pérez
El cocodrilo gigante:

Descansando en una piedra
Un cocodrilo dormía
Siempre se encontraba solo

Eran tan grandes sus dientes
Tan enormes sus encías,
Que nadie se le acercaba
Temiendo perder la vida.

El  cocodrilo era bueno
Y le causaba dolor,
Que los demás animales
Le tuvieran tal terror.

Un perezoso lo mira
Desde un árbol, en lo alto,
Acomodado en el tronco,
Un rato lleva observando.

Abre sus ojos despacio,
Mira y lo vuelve a mirar,
Ve al enorme cocodrilo
Su mandíbula cerrar.

De repente al cocodrilo
Le empieza a doler un diente,
Se está poniendo nervioso
Y se remueve impaciente.

El perezoso lo observa,
Y tiene mucho temor.

El cocodrilo se mueve,
Se retuerce con furor,
Y con la fuerza que tiene

El perezoso asustado
Lo mira con compasión,
De un lado a otro se mueve
Con gran desesperación.

Un elefante se acerca
Alarmado por los ruidos,
Extendidas las orejas
Al perezoso lo ha oído.

El cocodrilo de panza
Con el dolor no se entera,
Que desde fuera lo miran
Y ven que se desespera.

El perezoso muy lento
Ha empezado a descender,
Con su trompa el elefante
Lo ha bajado donde él.

Poco a poco se le acercan,
Y estando a su lado ya,
El reptil abre su boca

Con su trompa el elefante
Engancha muy bien el diente,
Tirando con mucha fuerza
El perezoso, lo siente.

El alivio, ahora ha sido,
El alivio, ahora siente,
Lo ha notado el cocodrilo
Casi inmediatamente.

Los tres están muy contentos
Después de lo sucedido,
Sobre todo el cocodrilo

Les cuenta toda su vida,
Cuánto era su dolor,
De nuevo les da las gracias
Por superar su temor.

Juntos a tomar el sol
Al cocodrilo acompañan,
Dándose cuenta que a veces,
Las apariencias engañan.
Moraleja:
No hay que temer a nadie por su aspecto por su aspecto



Irene Ortega
Dicen que la avaricia rompe el saco. Un buen ejemplo es del hombre que hubo una vez, cuya gallina todos los días le ponía un hermoso huevo de oro.
Aquel hombre, feliz por ser el dueño de tan increíble animal, imaginó que se haría rico con el tesoro que aquella gallina debía albergar en sus entrañas. Ni corto ni perezoso decidió sacrificar al pobre animal para poder comprobar cuánto brillaba el tesoro de la gallina. Sin embargo, al abrirla pudo comprobar con sus propios ojos, como aquella gallina era igual por dentro que aquellas que no ponían ni un solo huevo extraordinario. Y de esta forma fue como el hombre de la gallina de los huevos de oro, se privó de su gran fortuna.

Moraleja: no ser avaricioso puede ser mejor que serlo.

Beatriz Fernández
La bruja
Érase una vez una bruja que se ganaba la vida vendiendo encantamientos y formulas para calmar la cólera de los dioses.
Con esta promesa a la bruja no le faltaban clientes y conseguía grandes cantidades de dinero de este modo de vida.
Pero un día fue acusada por ir contra las leyes y la llevaron ante los jueces supremos del país.
Así tras un juicio muy corto la culparon, y la hicieron condenar a muerte.
Viéndola salir de la sala de juicio, una de las personas presentes le dijo.
-Bruja, tu que decías que podías desviar la cólera de los dioses, ¿Cómo no han podido persuadir a los hombres?

Moraleja: Hay que tener cuidado con las personas que prometen solucionar tus problemas y no son capaces de solucionar los suyos.

Las ranas y el pantano seco. De Claudia Díaz
Vivían dos ranas en un bello pantano, pero llegó el verano y se secó, por lo cual lo abandonaron para buscar otro con agua. Hallaron en su camino un profundo pozo repleto de agua, y al verlo, dijo una rana a la otra:
--Amiga, bajemos las dos a este pozo.
--Pero, y si también se secara el agua de este pozo,-- repuso la compañera--,¿Cómo crees que subiremos entonces?

Moraleja :Al tratar de emprender una acción, analiza primero las consecuencias de ella.

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